En la actualidad nos encontramos expuestos a condiciones ambientales y situaciones en el ámbito laboral, personal, etc., que provocan un aumento de la tensión física y mental dando lugar a la aparición del denominado estrés.
Los factores desencadenantes son multifactoriales y darán lugar a un aumento de la problemática cuando no somos capaces de hacer frente a las situaciones estresantes, comenzando una serie de reacciones a nivel emocional y fisiológico que tendrán una influencia directa en nuestra salud.
¿Cómo afecta el estrés a nuestra salud?
Cuando los estímulos que generan dichas situaciones de alarma en nuestro organismo se dan a niveles bajos, no suponen un peligro para el mismo sino que son beneficiosos y estimulan la adaptación del mismo a futuros sucesos similares, sin embargo, cuando los niveles de exposición a dichos eventos estresantes superan ampliamente nuestro umbral para soportar los mismo da lugar al desarrollo de diferentes patologías y trastornos afectando negativamente a nuestra salud (Wang, Katsube, & Nenoi, 2016), encontrando las siguientes patologías asociadas al estrés como uno de los factores de riesgo:
- Agotamiento emocional,
- Trastornos de visión,
- Asma,
- Hipertensión,
- Enfermedad cardiovascular,
- Alteraciones neurológicas,
- Alzheimer,
- Inmunodeficiencia,
- Alteraciones gastrointestinales,
- Obesidad,
- Síndrome metabólico,
- Trastornos reproductivos,
- Desarrollo del cáncer,
- Entre otros…
La evidencia científica muestra la relación existente entre la exposición al estrés crónico y el riesgo de padecer diferentes situaciones patológicas a nivel psicológico, fisiológico y metabólico, ahora la pregunta es…¿cómo podemos luchar contra el estrés?
¡Entrena y disminuye tu estrés!
Las evidencias científicas muestran como prácticamente “cualquier” tipo de entrenamiento tiene efectos beneficiosos sobre nuestro nivel de estrés. Ahora bien… ¿eso quiere decir que todo vale? La respuesta es que siempre “algo” va a ser mejor que “nada”, sin embargo, lo mejor será elegir la estrategia que mayores beneficios nos reporte.
En cuanto a este último punto, encontramos que nuestro entrenamiento deberá de estar constituido tanto por un entrenamiento de carácter cardiovascular así como un entrenamiento más orientado al trabajo de fuerza. ¿Por qué?
La respuesta es que ambos tienen efectos positivos, sin embargo, los beneficios que le “faltan” a un tipo de entrenamiento los cubrimos con el otro. ¿Cuáles son estos beneficios?
Tanto el entrenamiento cardiovascular como el entrenamiento de fuerza tiene un impacto positivo en la mejora de los perfiles de cortisol (hormona relacionada con el estrés) así como en la mejora de la presión arterial mostrando, por tanto, un menor estrés fisiológico relacionado con un menor estrés psicológico (Calogiuri et al. (2016).
Ambos tipos de entrenamiento disminuyen el sentimiento de agotamiento emocional y estrés percibido (relacionado con ítems anteriores) (Gerber et al., 2013; Bretland & Thorsteinsson, 2015).
Disminución de los niveles depresivos en el caso del entrenamiento cardiovascular (Gerber et al., 2013) y mejora del sentimiento de realización personal a través del entrenamiento de fuerza (Bretland & Thorsteinsson, 2015).
Teniendo en cuenta todo lo mencionado en el presente artículo, nuestro consejo es que pidas ayuda a un entrenador cualificado que sea quién guíe tu proceso.
En una futura entrada os propondremos un “planing tipo” sobre hábitos de vida orientados a la gestión y manejo del estrés.
BIBLIOGRAFÍA
- Bretland, R., & Thorsteinsson, E. (2015). Reducing workplace burnout: the relative benefitc of cardiovascular and resistance exercise. PeerJ . doi: 10.7717/peerj.891.
- Calogiuri, G., Evensen, K., Weydahl, A., Andersson, K., Patil, G., Ihlebaek, C., y otros. (2016). Green exerciseas a workplace intervention to reduce job stress. Result from a pilot study. Work , 99-111. doi: 10.3233/WOR-152219.
- Gerber, M., Brand, S., Elliot, C., Holsboer-Trachsler, E., Pühse, U., & Beck, J. (2013). Aerobic exercise training and burnout: a pilot study with male participants suffering from burnout. BMC Research Notes . doi: 10.1186/1756-0500-6-78.
- Wang, B., Katsube, T., & Nenoi, M. (2016). Revisiting the health effects of psychological stress—its influence on susceptibility to ionizing radiation: a mini-review. J Radiat Res . doi: 10.1093/jrr/rrw035.